Categoría: Escritos

  • Bar Calvario: Sudakantores III

    Sudakantores se llama el evento que Cristian Vergara suele hacer junto con el cantautor peruano Martín Ponce. Será el próximo 20 de febrero (miércoles) en la sala Calvario de Madrid a las 21 horas.

    Una vez más la sala Calvario arropará la música de los ‘sudakantores’. Cristian Vergara presentará algunas canciones nuevas que formarán parte del próximo EP que está en menos que pañales. Pero también estará acompañado de las canciones de “Para los que esperan” (2016).

    Todo esto sazonado con versiones de los ‘súper héores” de la canción, que serán las luces de un faro en la marea.

    Pay After Show. La entrada es libre y luego se pasará una cajita mágica donde el público puede pagar lo que crea conveniente para los cantores. La voluntad maravillosa de las asistentes.


    Datos
    Fecha: 20/02/2019
    Lugar: Bar Calvario
    Dirección: Calle Calvario Nº 16
    Entrada libre.

     

  • Conducción de autor

    Sentado en el asiento trasero del coche observo cómo el parabrisas enmarca una especie de toma, como si se tratara de una cámara cinematográfica. La imagen está en movimiento y se crea la sensación de que el coche engulle las líneas discontinuas. El coche se mueve fluctuando entre los 100 y 140km/h. La conductora, en este casi, siguiendo la metáfora de la cámara,  es la directora de esta película.

    Conducir podría ser un medio de expresión si lo vemos desde esa perspectiva. Podemos hacer el mismo tramo con diferentes conductores y, desde luego, sentados en el asiento trasero, como espectadores, veremos que no es lo mismo. Hay una perspectiva, un punto de vista, una autoría al conducir.

    No todas las personas que conducen van exactamente por el mismo carril. Y dentro del carril, algunas van más pegadas a la línea de la derecha, otras van simétricamente al centro y otras pegadas a la línea de la izquierda (esto por proponer tres posiciones básicas). Hay quienes van cambiando de una a otra posición sobre la marcha. Y luego por algún motivo cambian de carril, aumentan la velocidad o la disminuyen. Todo desde su perspectiva, todo desde su autoría.

    Esto hace que, sentado en el asiento trasero, siempre veas un película diferente. Es decir, la conducción siempre es de autor.

    No olvidemos las emociones y sensaciones. Ventana abierta, cerrada; calefacción, aire acondicionado (y sus interminables temperaturas graduables). Con la radio, con un CD o por intenet. Música. ¿Qué música? De noche, de día. En invierno, verano. Llueve, nieva.

    Además la conductora, por momentos me hace sentir, al coger la curvas, que vamos a estrellarnos y dar vueltas de campana. Es de noche y el coche a veces parpadea. Los faros dejan de iluminar lo que sigue y me aterra.
    La velocidad máxima dice 100, pero vamos a 145km/h. Involuntaria e imaginariamente estiro el pie derecho como si estaría yo frenando. Realmente la conducción de autor genera emociones igual que el arte. Solo que si es del género de terror, puede que realmente sea tu hora final.

  • Por compasión o comprensión

    Y hablando del caballo de Nietszche, tal parece que a esta mujer no la han canonizado por compasiva, amigos, sino -más gracioso e increíble aún- porque realizó los milagros (comprobados científicamente por la iglesia jaja) de curar a dos enfermos.

    Al margen de la religión y de lo que dice Aroup Chatterjee y  Christopher Hitchens de la ‘madre’ Teresa de Calcuta (googlea y mira el documental Hell’s Angel), hay muchas personas que salen de voluntarios a prestar ayuda a otras personas. No esa falsa ayuda de llevar la palabra de un dios de la resignación y aceptar lo que te pasa ‘porque así lo dispuso el señor’ (a lo que yo llamaría paliativo en forma floro).

    Y estas personas, los voluntarios, prestan ayuda, o mejor dicho, comparten con el otro por motivos diferentes que no están si quiera en la lejanía relacionados con la compasión. La compasión: un sentimiento que multiplica el sufriendo y nos deja parados.
     
    Aunque es posible que, a veces, los motivos por los que se hacen voluntariados  son más utilitarios que otra cosa (cuando los haces para hacer bien bonito tu ridiculum vitae), felizmente todavía  hay quienes lo hacen por amor al prójimo, a la humanidad.
    Entonces no es la compasión lo que impulsa a ayudar sino la comprensión, que viene del amor y no del sufrimiento .

    El amor es una conexión profunda que nos funde…

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    Friedrizch de Calcuta esperando caletamente que lo canonicen

     

    Vocabulario

    Floro: Perú. Mentira. Halago exagerado. ANTÓNIMO: A la firme pe.

    Aclaración para incautos:
    La iglesia no tiene pruebas científicas de nada.

     

  • Árbol

    Reconozco al árbol pálido
    entre todo el ruido verde,
    en la plenitud de noviembre frondoso.
            Árbol
    que
    es
    más
    un
    palo
    seco
    que
    adiestra
            infantes,
    imitando al sol congelado en lienzos,
        breve ensimismado;
        a sus hojas les da palabras,
        las cinco últimas, como símil,
    conjuntas, verdaderas  locuaces,
    susurraban -pero queriendo gritar-
    en los oídos del    v  i  e  n  t  o:

    que se joda la poesía.

  • SEIS (O post-poema)

    Hay días extraños. Días en los que, a pesar de la reproducción cinematográfica

    de lo habitual, es decir la rutina (ese esquema de vida que te planteas o te

    plantean distintos sistemas) se siente diferente, parecen alterados por algo.

    El despertador, el brazo cruzado para detenerlo y seguir durmiendo un ratito

    más.

    Salir de la cama con cierta pereza.

    Te pones los lentes, pasas por encima de mí, que soy un obstáculo hacia la

    puerta.

    Tu Cuartito. Mi cuartito. ¿Nuestro cuartito?

    Azúcar, diabetes, chocolate, robos (a grandes empresas transnacionales

    solamente, porque lo merecen).

    Te quitas las braguitas, o a veces ya las tienes quitadas desde el día anterior.

    Eso significa que también estoy desnudo.

    Coges la toalla, corres la puerta. Sales. Te duchas.

    Hay días extraños. Días en los que a pesar de la reproducción fotográfica de lo

    habitual, es decir la rutina, se sienten extraños, como si en cada detalle hubiera

    otra intención. Como si se hiciera lo habitual pero pensando de otra manera.

    ¿Qué piensas?

    Qué es de otra manera que el diminuto cúmulo de aire caliente que se mueve a

    diario, no ha logrado estremecerme esta mañana. O no ha logrado

    estremecerte y ya eres distinta.

    Hay días tan extraños, en los que además de realizarse todo como siempre,

    uno se siente ajeno.

    Y tú lejana.

    Alimentando lo ajeno, que es un pez globo de vidrio que engulle los pedazos de

    materia.

    Y se come la puerta corrediza y el ordenador, como tú le llamas. Las paredes

    de drywall. La mesita, las medicinas, la cama…

    y me caigo al piso, y se come el piso,

    y me voy de hocico a la calle y se come la calle,

    y me aferro al mundo, y se come el mundo y una estrella…

    la estrella que me amenaza con desaparecer, como si a mí me importara más

    ella que ella por sí misma, como si no le importara ser engullida por este pez

    globo.

    Y me queda el tiempo, y se come el tiempo, y se come el espacio, y se come lo

    que no es posible tragarse y en medio de ese acromatismo, de ese negro

    espanto

    te sigo viendo, o alucinando, ya no sé hasta dónde es real la realidad de la

    estadística, es relativo lo que percibo, pero si yo te veo estás, y para mí eso es

    suficiente, eso es mi realidad…

    Y estás tan lejana, cada vez más lejana que me es ajeno el universo.

    O al final le soy yo tan ajeno a todo, y todo sigue igual

    Eso no lo elijo.

    Hay días extraños donde un pez globo de vidrio se atraganta de todo lo que no

    nos pertenece. Y por eso no dejan de ser rutinarios y habituales. Y se come la

    gravedad y no es posible siquiera ser dueño de la caída final, porque se ha

    comido, incluso, los abismos.

    Abismos que antes fueron horrendos escondrijos de los fracasados, de los

    caídos,

    lugares propios donde estar en cuclillas lamentando; y que ahora…

    son entrañables, lindos sitiecitos donde caer –ahora- sería un lujo, o más que

    eso una compasión.

    Hay días tan extraños. Días que son iguales, rutinarios, habituales. Días

    extraños donde ocurre que desaparece todo, pero todo sigue siendo una

    reproducción cinematográfica de nosotros mismos.

    Tan lejanos, tan ajenos, tan nosotros.

  • CUATRO

    Coloqué las reglas de la auto-crianza

    en el mural de mis firmamentos.

    Deseché mis defectos de fábrica

    y senté denuncia ante la instancia pertinente:

    la del ser.

    Antes de actuar recordé mis reglas,

    pero me rebelé contra este amo y esclavo que soy de mí,

    y las he roto.

    Actué por los defectos de fábrica, finalmente,

    y no supe esclavo ya de qué seré.