Categoría: Letras

  • Perro flaco

    Todo esto ocurre en Lima.

    Eran los días de la marcha contra la ‘Ley Pulpin’.   El punto de encuentro era la plaza San Martín.

    Esa tarde, antes de ir a la marcha, bebíamos con Alberto unas cervezas en el Bar Don Lucho. Ahí discutimos las probabilidades  que tenía Patricio  —el protagonista de un cortometraje– de cruzarse con el poeta limeño Domingo de Ramos en una cantina del Centro de Lima, justo cuando observa  sigiloso a una mujer, a quien le recita unos versos de ese poeta, aunque ella no lo escucha. Es un personaje obsesivo, asesinado por esa mujer, cuyas acciones fortuitas determinan la muerte del tipo, un efecto movilizado por causas ajenas a las que aparentenente lo causarían.

    Horas después, en medio del tumulto de la marcha nos perdimos de vista. Al día siguiente volvimos a quedar en la esquina del jirón Quilca con Cailloma para luego ir a Don Lucho.

    Mientras le esperaba, pasaba un tipo con un perro robusto. El perro iba contento, tenía buen pelaje y se le veía bien alimentado. Aunque andaba encadenado.

    En contraste, por el mismo jirón pasaba un perro callejero, sucio, se le marcaban las costillas, caminaba asustado. Aunque nada le encadenaba.

    ¿Qué es la libertad? —me pregunté-. ¿Quién de esos dos es más libre?

    ¿Somos libres? Si estamos encadenados a un sistema económico que nos explota, que solo nos ve como fuerza bruta. Unos políticos que nos pretendían regalar a las empresas con aquella ley contra la que reclamábamos en la marcha del día anterior.

    Mientras el callejero caminaba y se iba convirtiendo en un punto negro a la distancia pensé: “Ese perro es más libre que nosotros”.

    Y empecé a escribir lo que luego sería esta canción. En este vídeo está la letra y la canción, si continúas bajando encontrarás la letra escrita en estrofas.

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=j_iEnVSwFGE&w=800&h=422]

    He mirado muchos perros flacos
    que sin amo pasan por el mundo.
    Su mirada es como la suerte
    del sonido que se pierde al viento.

    Y suena adentro…

    El hambre marcada en las costillas,
    en el rumbo patas y el destino.
    Sin hogar, sin dependencia alguna
    es lo que ha pagado por ser libre.

    Y llega lejos…

    Suelta las cadenas y el adiestramiento
    como el perro flaco de ladrido verde.

    Deja que el frío pase por tu cuerpo,
    que la libertad te marque bien la muerte

    Piensa que no has elegido quién ser,
    y fuiste un solohombre y pensamiento breve.

    Un solo hombre y pensamiento breve,
    un perro flaco de ladrido verde.

  • Tú no eres mi amiga

    Todo esto ocurre en Lima, en Huancayo, en la Imaginación y será breve.

    —Los demás sospechaban que entre nosotros sucedía algo –dijo él y prosiguió-. Pero nada se llegó a confirmar. A veces a dos personas les gusta pasar el tiempo juntas, sin ser necesario que tengan una relación romántica.
    —Sí, pero todos sospechaban que entre ustedes pasaba algo. Y no negarás que algo sí pasó –le respondí.
    —Ella iba a casa todos los días; tomábamos café, fumábamos cigarros, conversábamos de la vida. Había paz, había camaradería, Cristian, había algo más que no se mencionaba, pero estaba. Creo que podría escribí una canción…
    —Sí me cuentas más, pues, seguro que sí podrías. Ahora mismo no sé cómo sería esta canción
    —Sería una canción de un amor tácito nunca declarado–dijo, sentado en el sofa viejo del salón, botando la ceniza del cigarro, dándole golpes con el dedo-. Es que… te contaré: Hubo un tiempo que fue hermoso cuando la vida ocurría como en una pintura de pasteles. Vivíamos pensando que en un futuro se daría ese momento ‘mágico’ cuando ocurriría lo que nunca ocurrió, o sea que fuéramos algo más que amigos. Sabía yo que ella me quería y ella también. Me gustaba hasta su olor, pero no me atrevía a decírselo. Además que todos nuestros amigos eran los mismo y no queríamos dividir el grupo, por eso quizá seguíamos como seguíamos. Espera, ¿quieres un café?
    —Bueno, sí, por qué no…
    —Pondré agua –se va hasta la cocina y llena la tetera. Al regreso enciende otro cigarrilo-. Bueno, te sigo contando. Igual la gente ya asumía que teníamos un romance a escondidas y no. Pero la verdad, nos gustaba que creyeran eso en parte, porque sí nos veíamos a escondidas, pero no había ningun romance escondido, era porque nos gustaba estar ahí juntos, pero solos, antes de que los chicos vengan acá a la casa, como todas las tardes. Siempre que llegaba Antonio o Rolando ella ya estaba aquí y les decía “acabo de llegar hace cinco minutos”. Antonio no me creía nada
    —Ni yo, ni Alejandra, ni nadie. Algo les pasaba, y lo normal sería pensar que salían a escondidas.
    —No te ha pasado que tienes esa amiga… pero que no es tu amiga, que más parece tu novia. Pero nunca se lo dijiste, dejando que las cosas fueran como estaban y tú sabes que ella no es tu amiga, y ella sabe que tú no eres su amigo, me refiero a ‘solo amigos’.
    —Que bonita esa sensación de la complicidad ¿no, man? Alguna vez también me pasó lo mismo y nunca se lo dije, ¿tú se lo llegaste a decir?
    —Sí, lo hice: “no hay por qué esconderlo más”
    —¿Y ella qué te ha dicho?
    —Qué ya no soy su amigo…
    —Hagamos esa canción por esa no-amiga!

    En este vídeo está la letra y la canción, si continúas bajando encontrarás solo la letra escrita en estrofas.

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=LatpohyN1x4&w=800&h=422]

    Tú no eres mi amiga,
    tú no eres mi amiga.

    Todos se preguntan
    qué es lo que hacemos
    cuando estamos juntos
    y nos escondemos.

    Cuando estuve enfermo
    vino tu visita
    comiendo mandarinas
    en el sofá viejo.

    Tú no eres mi amiga,
    tú no eres mi amiga.

    Y juntos es juego,
    pura fantasía.
    Y nos conocemos
    de toda la vida.

    Somos complemento,
    somos armonía.
    Tú eres melodía
    en mi ritmo viejo.

    Tú eres La.
    Y yo soy Do.
    Tú eres La
    y yo soy Do.
    Y juntos somos…
    somo La menor.

    Tú no eres mi amiga (x4)

    Tú no eres mi amiga,
    no hay por qué esconderlo.
    Tú no eres mi amiga,
    y es lo sabemos
    Tú no eres…
    y eso lo sabemos.
    No hay por qué esconderlo
    más…

  • La raíz de menos uno

    Todo esto ocurre en Lima.

    Al terminar de cantar en una feria de libros, se acercó el poeta Efraín Altamirano —tipo mediano, lentes antiguos y chivera- diciendo que había otra presentación en el Centro de Lima. Era una movilización social en contra de una obra polémica (y mal hecha) construida por el alcalde de Lima, Lucho Castañeda.

    Acepté, siempre comprometido con las causas que considero justas.

    Días después, el poeta escribió un mensaje contándome que todos los jueves hacían recitales de poesía en el Keko Bar de Barranco. Aunque no me invitaba a participar como cantor, estando ahí con la guitarra, finalmente, toqué un par de canciones. Esa noche conocí a otros personajes de la poesía: Pamela Pasapera y Mario Bendezú.

    Marquito (diminutivo de Marco) era el tipo de la barra que traía las cervezas a la mesa. No sé si era el dueño.
    Una hora después tomábamos cervezas a puertas cerradas, conversando entre todos sobre la poesía, el arte y lo imposible. Efráin comentó que era ingeniero civil
    —Un ingeniero poeta –le dije impresionado.

    Llegado un momento, el poeta ingeniero comenzó a hablar sobre cómo los Números Complejos expanden el conjunto de Número Reales.
    —¿Cual es la raíz de menos uno? –me preguntó. Pensé unos segundos callado pensando…

    √–1= ?

    Para intentar resolver esta operación descompongo el –1. Es decir:

    –1= 1 * –1

    Antes de decir mi respuesta,  el poeta ingeniero continuó explicando-. De esa respuesta, hay un Número Real y otro que pertenece a los Números imaginarios.

    Entonces sigo resolviendo:

    √–1= √1 * –1
    =√1 * -1
    =√1 * √-1
    =1*√-1

    Y así, si continuáramos entraríamos aun bucle infinito de operaciones donde siempre nos quedara un número real multiplicado por

    √–1

    Esa es la constante imaginaria simbolizada por  

    i= √-1

    Lo Número Complejos —explicaba– se originan al intentar hallar la raíz cuadrada de cualquier número real negativo. Otro ejemplo:

    √-25
    = √ (25) (-1)
    = 5 * √-1 

    Quedé fascinado con esa explicación. Luego se terminaron las cervezas, salimos del bar y nos despedimos. Pero yo me había quedado con algo que antes de despedirnos me dijo, que entre el cero y el uno, había una dimensión más dónde había un sin fin de posibilidades…

    No tardé mucho en notar que “la raíz de menos uno” era una frase octosílaba (de ocho sílabas). Llegué a casa y escribí esta canción sobre un número que me daba esperanza, que nos permitía imaginar lo que queramos.

    En este vídeo está la letra y la canción, si continúas bajando encontrarás solo la letra escrita en estrofas. Imagina lo que quieras!

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=7b4J1__HZ0Y&w=800&h=422]

    Todo puede ser posible
    imagina lo que quieras.
    Universos paralelos,
    posibilidades nuevas.

    Todo momento oportuno
    es posible en otra cuerda.
    La raíz de menos uno,
    nuestra dirección opuesta.

    Nuestra relación opuesta,
    imagina lo que quieras,
    imagina lo que quieras,
    imagina lo que quieras.

    Todo puede ser posible,
    imagina lo que quieras.

  • Cantar de Agapito

    Todo esto ocurre en Huancayo.

    Entrando por el camino empedrado de una casa, estaba el jardinero, un hombre viejo de baja estatura, algo encorvado,  terminando de cortar el pasto. Buenos días, joven –dijo
    Le contesté el saludo asintiendo con la cabeza y una sonrisa.
    —Tocas guitarra también –agregó intentando sonreír tímido.
    —Sí –le dije-. ¿Y quién también?
    El viejo se reía sin mover la boca tímidamente y respondió:
    —Yo también, pues, joven. Toco mis huaynos de vez en cuando.
    —Que bonito, señor. Cuando acabe lo suyo,  no sé si querrá tocar algunos, si no es mucho pedir –respondí.
    —Ya ahorita, justito, he terminado, joven, si quieres me esperas, lavo mis manos, no vaya ensuciarse tu guitarra –se fue por unos minutos hasta el caño del jardín.

    Esperando sentado en el camino de piedra, le veía venir secándose las manos con la ropa.  Se sentó conmigo. Tocaba la guitarra hermoso. Quizá no era un virtuoso, o un estudioso del folklore (¡él era el folklore mismo!). Pero sus manos gastadas, toscas, de uñas con bordes negros, esas que tienen los hombres que trabajan toda su vida,  pulsaban la guitarra con un cuidado solemne admirable transmitiendo lo indecible. Algo que te traslada a las alturas, al cerro lindo, a la nostalgia de una nación.

    —¿Desde cuándo es guitarrista? –le pregunté al termino del primer huaynito.
    —Siempre he tocado, desde joven, joven. Pero para mí gusto nomás.
    —¿Cuantos años tendrá usted, señor?
    —Uhhh… Ochenta y dos años, poco más –vuelve a reír tímidamente- ni recuerdo bien ya mi edad, joven…

    La casa era de Olaf Ríos, un amigo muy querido que suelo visitar siempre cuando voy a Huancayo. Ahí aquél buen señor embellecía las flores de su jardín.

    —Siempre ha sido jardinero, ya le he visto, ahí, tratar con cariño a las plantitas
    —Me gustan… arreglarlas, dejarlas hermosas. Paciencia hay que tener, joven. Antes mis chacras tenía, allá por arriba –señala al este en dirección al distrito de Cochas-, sembrábamos choclo, papas, cebolla, pero después ya no se pudo. Un dueño de nuestras tierras apareció con papeles y con todo se quedó, fui a quejar en las autoridades, pero nadie me escuchó, papeles me pedían y no tenía, joven –se aflige y afina la sexta cuerda tocándola con el dedo pulgar varias veces-. Hasta mi casa, todo, joven, se han quedado. Tuve que ir más arriba –señala al este de nuevo- pero arriba arriba, ya en el cerro, ahí hice mi casa, papeles tampoco tengo, pero ahí quién, pues, me va a botar si ahí nadie quiere ir.
    —¿Y nadie le ayudó? –pregunté-.
    —Nadie me ayudó, joven, a los pobres así no tratan. Pero no importa, a mí no me importa ya eso, joven, tranquilo vivo así como estoy, luego cuando uno se queja peor es. A mi edad vas darte cuenta que con poco se vive, joven, tomar lo que  se necesita. Muerto ya nada de lo que tengas sirve, ni guitarra ni tierras te llevas. Todo se queda, tranquilo por eso vivo yo.

    Nos quedamos unos minutos en silencio.
    —Bueno, joven, paso a retirarme, podrás entrar a la casa y llamar a la señora para que me pegan y retirarme.
    ——Señor, ¿cuál es su nombre? –le dije entrando a la casa
    —Agapito, me llamo. Agapito Chunga.

    En este vídeo está la letra y la canción, si continúas bajando encontrarás solo la letra escrita en estrofas.

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=CVORj1oyY1g&w=800&h=422]

    “Toma lo que necesitas y no tomes más
    Son las leyes de la vida, para qué acumular”.

    Agapito es un hombre del cerro,
    si ha traído guitarra es mejor.
    Sus dolores son más que sus sueños,
    sus sonrisa un gobierno extinguió.

    Para el hombre no existe un poema,
    porque andar el camino es mejor,
    y encontrarse a la naturaleza
    como madre que le covijó.

    “Toma lo que necesitas y no tomes más,
    son las leyes de la vida, para qué acumular.”

    Agapito y la tierra ahora lloran,
    con su caña acompaña el dolor.
    Los acumuladores insisten
    en llevarse lo que el cultivó.

    Para el hombre no existe un gobierno,
    los derechos son una ficción.
    Y acumulando cosas no sirve,
    si a la muerte te vas desnudo.

    !Los acumuladores están acabando,
    con los recursos del mar,
    con las ilusiones y el canto
    de los soñadores del campo,
    con seres humanos buscando equilibrio,
    con toda la vida y la paz.!

    Pero Agapito sabe
    que acumular cosas materiales no sirve de nada,
    la muerte nos lleva a todos,
    y todos nos vamos igual…

    Toma lo que necesitas y no tomes más
    son las leyes de la vida pa qué acumular…

    Para qué acumular
    si todos nos vamos igual?

    Para qué acumular, si todos nos vamos igual (x4)

  • Salta niña

    Todo esto ocurre en Lima.

    Terminé de tocar un par de canciones en un recital de poesía al que me invitó Mario Bendezú y salí del bar con Aejandra hacia la plaza de Barranco. Era sábado por la madrugada. Cerca de ahí, estaba un músico viajero, un guitarrista chileno a quien Alejandra conocía.

    Improvisamos por media hora, luego dejamos que siguiera trabajando (el hombre tocaba en la calle y pasaba el sombrero a quienes le escuchaban). Nos despedimos, hasta luego compañero, un abrazo y, con Alejandra, seguimos caminando hacia el malecón fumando unos cigarros.

    Sentados en una banca conversábamos, como siempre, de fantasías literarias o de cine. Alejandra contó que estaba terminando un guión cinematográfico por encargo.

    Una hora más tarde, seguíamos viendo el mar de madrugada y saqué la guitarra. Improvisaba una armonía cualquiera, tarareando una melodía cualquiera, pensaba…

    —Quiero escribir una canción sobre el miedo –le dije– pero quiero que sea una historia un poco más gráfica.
    —¿Qué es el miedo? –respondió Alejandra
    —No lo sé, es una forma de supervivencia. Aunque también podría ser una forma de conformismo.
    —O sea…
    —Imagina un niño que se sube a este murete –señalo el muerte del malecón– camino por el borde, se cae y se hace daño –recuesto la guitarra en la banca–. La próxima que pase por aquí tal vez no quiera volver a subirse. Va a tener miedo de caerse y eso le va a limitar…
    —Ya entiendo, pero puede que sí lo intente, Cristian. Se sube al muro, cae y se hace daño, pero luego vuelve a subirse. Alguien dirá “ese niño no aprende” pero quizá quiera intentarlo de nuevo…
    —¡Eso mismo! En la vida nos pasan cosas que nos dañan, pero si por esas experiencias del pasado nos limitamos a seguir viviendo, pues, ya no estamos viviendo –tomo la guitarra y vuelvo a ese acorde que hacía–. Entonces… la canción podría ser algo así como… “El niño sube a un muro…”
    —¿Por qué no una niña? –interrumpe Alejandra-. “La niña sube al muro…” –se pone de pie y literalmente se sube al muerte y empieza a darle vida a la escena. Alejandra es la niña.
    —Está bien, tienes razón, hablamos mucho de los hombres y nada de la mujeres, ahora sí: “La niña sube al muro…”

    Lo demás, las conclusiones sobre el miedo y la historias se cuenta en la canción.

    En este vídeo está la letra y la canción, si continúas bajando encontrarás solo la letra escrita en estrofas.

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=EGGMJzgi62g&w=800&h=422]

    La niña sube al muro,
    la niña sube sin pensar.
    Y dos pasos adelante,
    la niña cae sin mirar.

    Se ha raspado las rodillas,
    y ha sangrado con dolor.
    Y ha corrido hasta su casa,
    con un llanto encantador.

    “Tengo miedo, tengo miedo,
    tengo miedo de caer”
    Miedo… de caer.

    Y al pasar algunos días,
    cerca a casa el muro está.
    Sube niña, sube niña,
    sube niña una vez más.

    Y camina por el borde,
    camina sin temer.
    Y dos pasos adelante,
    has saltado sin caer.

    Salta niña, salta niña,
    has saltado sin saber
    que has vencido el miedo al miedo,
    y el miedo de caer.

    Salta niña, salta niña,
    no le temas al reloj,
    porque el tiempo es relativo,
    y relativo es el dolor.

    Salta niña, salta niña,
    no le temas a caer.
    Porque el miedo es relativo
    y relativo todo es.

    Porque el miedo es relativo
    y relativo todo es:
    Tengo miel, no tengo miedo.
    Tengo sol, no tengo miedo.
    Tengo paz, no tengo miedo.
    Tengo todo lo que quiero.
    Tengo too’ no tengo miedo.
    Quiero todo lo que tengo

  • Cómo ven los niños

    Todo esto ocurre en Arequipa.

    Era de noche. Por la calle la Policía perseguía a balazos a un grupo de hombres que se perdió en el horizonte hasta hacerse diminuto.

    Desde ahí, a unos metros, de un pequeño auto, un Tico, bajaron a Henry Chuclla gimiendo débil. Estaba agonizando. Le habían disparado por la espalda dos veces. Por la espalda. Una de las balas entró por el pulmón y reventó el corazón sin orificio de salida.

    Los protestantes eran agricultores que durante decenas de días (y antes de eso años) habían estado manifestándose por las calles, mostrándose en contra de la realización del  proyecto minero Tía Maria, el cual envenenaría —entre otras cosas– el agua y afectaría sus actividades agrícolas.

    Quizá Henry estaba huyendo, rendido ante el azote policial sin saber que la bala a traición lo tumbaría para siempre.

    Con lo peligrosa que es la minería de tajo abierto, la compañía Southern Perú, dueña del proyecto, insistía en realizarlo con la venia de los gobiernos de turno que disfrazaban la destrucción de progreso.

    Dos años atrás…

    Esto ocurre en los minutos que, durante un tiempo, leía las noticias frente al computador.

    Se diría, por ello, que la letra  de la canción es una columna de opinión musicalizada y escrita en rimas. Estaba leyendo, como decía,  las noticias. Entre los titulares del portal figuraba: los científicos habían pronosticado el fin del planeta tierra. Este evento sería dentro 5 mil años, al cabo de esto el planeta desaparecerá.
    El calentamiento global es una consecuencia de la industria —pensaba– es decir, de las compañías que anteponen la vida misma, a la ganancia del dinero.

    En parte, aquello también es porque el resto de seres humanos lo permitimos. Somos más quienes no somos dueños de los grandes capitales que mueven la industria que contamina el mundo. Saliendo a la calle se podía ver que las personas alrededor habían perdido su capacidad de indignarse por estos sucesos.
    En parte también, culpables por no alzar la voz, por no exigir que esto se detenga a favor del planeta, de la vida. Pero chantajeados por los dueños de los medios de producción que generan trabajo.
    Un sistema económico centrado en lo metálico, el dinero, crea políticas educativas que garanticen la continuidad de este sistema auto-destructivo.  Así, como en sus industrias, fabrican ciudadanos en serie (esta imagen no es nueva, Pink Floyd habló claramente de este suceso en The Wall – 1979).

    Así escribí la primera estrofa.

    El tiempo transcurrió. Pasarían dos años de la lectura de esa noticia y de las reflexiones a las que me llevó, cuando otra vez leyendo los titulares, había estallado en Perú aquella lucha por la defensa del agua en Arequipa que narraba al principio.

    Entonces, volví a aquellas letras empolvadas hace dos años para por fin terminar mi columna de opinión, la reflexión sobre qué hacen los medios, el sistema educativo y las empresas para mejorar la sociedad.

    Los medios estigmatizan a quien propone estos temas de reflexión. En Perú, específicamente, quien sostenga estos argumentos es calificado de terrorista o de subversivo.

    El sistema educativo se encarga de formar a los chicos para extirparles todo sentido crítico, por un lado, y ocultar la verdad de la historia. Nos tienen adormecidos. Un círculo vicioso que nos mantiene en la inacción. ¿Eso es lo que le enseñamos a la niños?

     

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=X66ZY7-0I48&w=800&h=422]

    Dicen que en cinco mil años
    desaparecerá el planeta.
    Aunque por placeres más extraños,
    hemos muerto hace eras.

    Del calentamiento son culpables
    los que ya nunca protestan,
    que en las fábrican de humanos
    traten de educarnos pa’ un sistema.

    Ah… Dime cómo ven los niños diario.
    Ah… dime cómo hay que educarlos.

    Cierto grupo de empresarios
    lucha por un proyecto minero.
    Cuando se termine el agua
    no podrán beberse su dinero.

    Dicen que una vaca contamina
    más que el humo de los autos.
    Y que un hombre libre es suversivo
    porque le temen al cambio.

    Ah… dime cómo ven los hombres diario.
    Ah… dime cómo hay que informarlos.

    (Armónica)

    Ah… dime cómo ven los niños diario.
    Ah… dime cómo vamos a educarlos.
    Ah… dime cómo ven los hombres diario.
    Ah.. dime cómo vamos a informalos.
    Ah… dime cuánto cuesta una portada.
    Ah… dime cómo ven los niños diario…

  • Chica aguacero

    De la infancia hay recuerdos que parecen salpicados de magias y sortilegios. Entonces vivía en Huancayo, una ciudad de la sierra central del Perú situada en medio de un valle.

    El verano ahí era diferente de lo que habitualmente se piensa de esta estación; se caracterizaba por fuertes vientos y lluvias torrentes que duraban largas horas. Alguna vez parado en la esquina de la calle San Judas (por San Antonio, mi barrio), observé un hecho curioso: de mi calle hacia adelante, llovía; y de mi calle hacia atrás, no llovía.

    Mi padre me explicó que el viento movía las nubes. Era por la fuerza del viento que veíamos venir a la lluvia desde la montaña, llegar a la ciudad y marcharse hasta el otro lado del valle. Así, pensaba entonces, una misma nube cargada de lluvia es la que moja toda la tierra, pero por partes.

    Todo esto ocurre en Lima veinte años después.

    Culturalmente entendemos el amor monógamo. La cultura peruana, en algunos aspectos, no es tan diferente de otras influidas por Occidente y el Cristianismo. En el amor de pareja, por ejemplo, no aceptamos la bigamia ni la poligamia. Somos monógamos por la fuerza. Y si alguien no lo es se piensa que está cometiendo un error o que es anormal.

    Nos parece imposible, de locos,  una relación sana de cinco personas. El amor monógamo en sí es parte de ese sistema cultural alimentando (cebado) a lo largo de las generaciones.

    Así me descubrí. En mi lado más conservador. Cuando Patie (por decir un nombre) comentó que había empezado a practicar la poligamia a  escondidas. Insistía en que podíamos “comenzar de nuevo” con esa idea suya de tener una relación poligámica.

    En ese momento no lo entendí, no acepté y dejamos de vernos. Mientras volvía a casa pensaba en lo que Patie había dicho y, sin controlar la mente, venían a mi cabeza los aguaceros de mi infancia en Huancayo. Las tardes lluviosas sin salir, mirando por la ventana las gotas que pegan al cristal.

    Patie me recordaba a esa explicación del viento moviendo las nubes, haciendo que llueva en varias partes del valle, de la tierra. Así es ella  —pensé– como una nube de aguacero.
    Su nombre no era Patie, en realidad es un anagrama. Ella no quiso que contara esta crónica con su verdadero nombre, aunque para mí siempre va a ser la Chica Aguacero.

    En este vídeo está la letra y la canción, si continúas bajando encontrarás la letra escrita en estrofas. Salud!

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=-ZhyVnjg_w0&w=800&h=422]

    Óyeme, chica aguacero,
    que humedece el barro
    y tocas mis hombros
    con tus ojos de nube cargà’

    Óyeme, chica aguacero,
    que en la tierra juegas
    a dejar tus huellas
    en pequeños lapsos de humedad.

    Y en la nabe el cielo explota
    por los minutos más breves.
    Y rebotan en el charco
    mis hermosas plantas verdes.

    Dime, cómo comenzar de nuevo
    y secar las gotas de tu aguacero,
    chica aguacero…

    Óyeme, chica aguacero,
    fuerzas caprichosa
    de lluvia indecisa,
    mojaste otra tierra y te vas.

    Óyeme chica aguacero,
    no me mientas sola.
    Caminaste en otros suelos
    y encontré tu humedad.

    Y otra nave, el cielo explota.
    Otros minutos má breves.
    Rebotaste en otro charco
    hermosa y desapareces.

    Dime, cómo comenzar de nuevo,
    y secar las gotas de tu aguacero.
    Hay que ver, cómo has caído al suelo,
    chica aguacero, y haz traído tu nube pa’ acá.

    Chica aguacero, hoy el cielo,
    hoy el cielo ya se ha despeja’o.
    Chica aguacero…

     

  • Para los que esperan

    La obsesión octosilábica

    Todo esto ocurre en Lima.

    Cuando llegué al auditorio del Británico de Surco, me encontré con el cantautor Omar Camino. El tipo –alto, delgado, pelo largo- afinaba su guitarra y le daba indicaciones al hombre del sonido; al verme acercar me recibió improvisando un “Amor fino” (una forma estrófica y musical de la tradición post-colonial del norte del Perú, que consiste en el contrapunto verbal improvisado entre dos personas, obedeciendo a una estructura de seis versos octosílabos que riman unos con otros).

    Ante ese saludo tan estructurado de reglas no solo líricas sino musicales, me puse nervioso, avergonzado por mi ignorancia, no había oído hablar del Amor fino hasta ese momento, y nunca había improvisado una rima. Me quedé callado.

    La pregunta que tal vez se hizo Omar Camino y después el escritor cubano Alexis Diaz Pimienta o el maestro Tony Mapeyé en ese momento era ¿qué hacía un cantautor como yo en un festival de decimistas, sin saber rimar ni contar sílabas?

    Acabado el recital, bebíamos ron en la casa de Zejo Cortez. Ahí seguí pensando en las ocho sílabas de un posible verso y las rimas que hubieran servido para responderle a Omar Camino el Amor fino aquél. Pero esa noche fue en vano, los decimistas se marcharon y también yo.

    Meses después, estaba obsesionado con eso de “pensar octosilábicamente”. Recordaba que el escritor e improvisador poético Alexis Diaz Pimienta, quien además es uno de los más grandes decimistas contemporáneos, me había aconsejado que, mentalmente, intentara describir los contextos y los hechos que observara en la realidad, fabricando con ello una cuarteta (una estrofa de cuatro versos octosilábicos de estructura “abab”, es decir riman intercaladamente, el primero con el tercero y el segundo con el cuarto, así:

    “1.A. Los gusanos comen cuerpos,

     2.B. dejan huesos y memoria

     3.A. para los que están sufriendo 

    4.B. por el pasado y la historia” ).

    Una tarde después de una entrevista en un programa radial (Radio San Borja), caminaba por la calle con la obsesión octosilábica . Todo esto ocurre en mi cabeza mientras camino. La mente es un sitio oscuro multidimensional donde soy omnipotente, hacia alguna dirección se oye a lo lejos, al fondo, sin distinguirse, un sonido deforme que no cesa.  Parece una canción. Al prestarle atención, el sonido se acerca violentamente a mi oídos; distingo mejor, se trata de una melodía y unos versos cantados por la voz interna de un sujeto imaginario que pregonaba:

    —Las verdades son amargas,/

    la mentira fantasea…/

    Rápidamente (obsesivamente) conté las sílabas de cada verso ¡Y sí! ¡Eran octosilábicos! Lo que hice después fue insistir, empecé a cantar como un loco en la calle, con la grabadora prendida, intentando entenderme, pensando qué significaba eso, averiguado adonde me llevarían esos dos versos… Y fue a esto a lo que me llevaron, así escribí “Para los que esperan”.

    En este vídeo está la letra y la canción, si contínuas bajando encontrarás la letra escrita en estrofas!

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=GBqahxsgdQw&w=750&h=450]

    Los gusanos comen cuerpos,
    dejan huesos y memoria
    para los que están sufriendo
    por el pasado y la historia.

    Y hay gusanos del delirio,
    que te embriagan en dos copas.
    Y hacen facil que el destino,
    pueda quitarte la ropa.

    Las verdades son amargas,
    la mentira fantasea. 

    Las corazas te protegen
    de las balas de la vida.
    Por salvarte de la muerte,
    dentro se pudrió tu herida.

    La felicida’ está dentro,
    no se compra en una esquina.
    Va hacia afuera, ay, desde el centro
    de tu pecho y sin doctrina.

    La esperas son muy largas,
    larga para los que esperan.

    Yo no hablo del política,
    y me quejo del gobierno.
    Porque la mente se aloca
    si el pueblo está en desacuerdo.

    Dios me ha dicho que no existe,
    que la mente fantasea.
    Dime tú si ya lo viste,
    dime quién es el crea.

    Las verdades son amargas,
    la mentira fantasea.
    Las esperas son muy largas,
    largas para los que esperan.

    Largas para los que esperan,
    largas para los que esperan.
    Para los que esperan,
    para los que esperan