Coloqué las reglas de la auto-crianza
en el mural de mis firmamentos.
Deseché mis defectos de fábrica
y senté denuncia ante la instancia pertinente:
la del ser.
Antes de actuar recordé mis reglas,
pero me rebelé contra este amo y esclavo que soy de mí,
y las he roto.
Actué por los defectos de fábrica, finalmente,
y no supe esclavo ya de qué seré.